Es preciosa hasta hartar, tiene tal concentración y variación de estilos arquitectónicos que lo único que deseas es quedarte allí, sentarte y contemplar toda la hermosura que desprende esta ciudad.
El centro histórico está construido con la piedra de Villamayor, esta piedra tiene la peculiaridad que contiene hierro y al estar en contacto con el exterior, se oxida, de ahí que los edificios (incluso los de nueva construcción) al atardecer se tiñan de una mágica luz dorada que lo impregna todo.
Salamanca está muy cuidada, es limpia y cómoda para el visitante, todo es bonito, nada se deja al azar, la Unesco que la declaró Patrimonio de la Humanidad, controla cualquier cambio que se quiera llevar a cabo (está información es del dueño del hotel donde nos alojamos, por cierto una gozada).
Empezamos nuestro paseo en la Plaza Mayor, creada por Churriguera en el siglo XVIII, es el centro de reunión, siempre está llena de gente y me pareció curioso ver a muchas personas sentadas en el suelo, sobre todo al atardecer, esperando que se enciendan las luces, porque cuando se ilumina se oye un ¡Ohhhhhhhhhhhhhh!!! Todos nos quedamos con la boca abierta ..................... Así que me voy a quedar tomando algo en una de sus terrazas, no sé............... quizás un plato de jamón de Guijuelo y una cerveza y con este entorno y este ambiente de aquí no me muevo en un buen rato.
Mañana vemos la Catedral y muchas más cosas...............
De la Plaza mayor a la Catedral, entre otros edificios podemos ver:
La Casa de las Conchas; antiguo Palacio gótico con elementos platerescos.
Catedral; son dos templos unidos entre sí, la Catedral Vieja de estilo románico siglos XII-XIII y la Nueva siglos XVI-XVIII.
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